Resistencia y uso de antimicrobianos en granjas porcinas de nuestro país: Argentina Una Salud.
En la actualidad numerosas investigaciones han revelado que el 60% de las enfermedades infecciosas de humanos son zoonóticas, es decir, se transmiten de animales a personas. Esto pone en el centro de la atención al termino “Una Salud “dada la estrecha relación entre la salud (o enfermedad) de los animales, las personas y los ecosistemas que comparten. Este concepto que fue introducido a comienzos de la década del 2000, dado que la salud humana y la sanidad animal son interdependientes y a la vez están estrechamente vinculadas. Dentro de este término hay tres puntos críticos que debemos tener en cuenta: la inocuidad de los alimentos, el control de zoonosis (enfermedades que se pueden transmitir de los animales a las personas) y la lucha contra la resistencia antimicrobiana (RAM).
La RAM adquiere importancia a partir de la aparición y rápida diseminación de patógenos resistentes a ciertos antimicrobianos de importancia crítica para la salud humana, y la reducción de opciones terapéuticas para distintas enfermedades infecciosas, con grave consecuencias como la muerte anual de cerca de 1 000 000 de personas alrededor del mundo.
Existen evidencias que la utilización de antimicrobianos es un factor de riesgo para la selección de bacterias resistentes, por ello los veterinarios debemos promover la utilización de antimicrobianos en circunstancias en dónde sean imprescindibles y con un racional criterio profesional (dosis, número de aplicaciones, periodo de retiro, etc.).
Para evaluar la presencia de bacterias resistentes en las granjas de cerdos argentinas y el uso de antimicrobianos potencialmente asociado, se formó un consorcio integrado por la Universidad Nacional de La Plata, la Universidad de Rio Cuarto, el CONICET y la Universidad de Bristol, en colaboración con el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria y Bioter S.A. a través de su equipo técnico. Estos pudieron llevar a cabo exitosamente el proyecto titulado Argentina Una Salud, o su seudónimo en inglés, Farms Safe. Este proyecto de investigación se llevó a cabo entre 2021 y 2022 en granjas porcinas comerciales de más de 100 cerdas, que presentaron interés y compromiso para ser estudiadas. Los principales objetivos del programa Argentina Una Salud fueron:
1) Comprender como los productores manejan la salud de sus animales y los factores culturales, económicos y regulatorios que influyen en el uso que hacen de los ATB, y el riesgo de RAM.
2) Medir el uso de antimicrobianos (UAM) y otros medicamentos veterinarios.
3) Cuantificar niveles de RAM en granjas de cerdos (ambiente).
4) Correlacionar UAM con RAM e identificar prácticas de manejo asociadas.
5) Aportar al desarrollo del sistema de vigilancia y regulación de RAM.
La finalidad del estudio fue comprender los factores que intervienen en la aparición de resistencias a ciertos antibióticos en granjas porcinas argentinas, particularmente porque no había hasta la fecha información precisa sobre cómo se producían dichas resistencias y cuáles eran los factores que influían en su aparición. A través de este trabajo interdisciplinario se buscó aportar a la mejora en la calidad del proceso de producción de alimentos, con el foco puesto en la salud animal, la salud pública y el cuidado del medio ambiente.
Esto es fundamental debido a que las enfermedades zoonóticas pueden transmitirse a los humanos, entre otras vías, a través del consumo de alimentos contaminados.
Material y Métodos:
Este proyecto de investigación se llevó a cabo entre marzo de 2021 y abril de 2022 en 40 granjas porcinas de más de 100 cerdas ubicadas en las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos. Se realizó un muestreo longitudinal en cada una de las estaciones del año (otoño, invierno, primavera, verano), comenzando en otoño de 2021. Se obtuvo información del uso de antimicrobianos (UAM) a través de la recolección y conteo de los envases vacíos de antimicrobianos de uso inyectable, agua de bebida, y la cuantificación de toneladas fabricadas medicadas. También se realizó una encuesta para conocer las prácticas de manejo, bioseguridad y características de los establecimientos que pudieran tener relación con el UAM. Paralelamente, para evaluar la presencia de bacterias resistentes a la cefotaxima y ciprofloxacina, se extrajeron muestras de materia fecal presente en el medio ambiente de los sectores gestación, recría y engorde, y se registraron parámetros ambientales, como temperatura y humedad relativa, ya que estos factores ambientales inciden en el crecimiento bacteriano. También se recolectaron muestras de agua de bebida y de efluentes para la detección de dichas bacterias y metales pesados, considerados cofactores de crecimiento bacteriano. En cada muestreo se contabilizaron los antibióticos inyectables y utilizados en agua (pulsos) a partir de los frascos almacenados en la bolsa de cada sector.
Con el fin de poder calcular las métricas de UAM, se registraron datos productivos, tales como el stock de animales, cantidad de cerdos enviados a faena, pesos en las diversas fases, entre otros.
Luego de realizar el relevamiento de los antimicrobianos utilizados, los mismos se agruparon utilizando la clasificación de la EMA (European Medicines Agency), cuyo objetivo es servir como herramienta para apoyar en la toma de decisiones por parte de los veterinarios sobre qué antibiótico utilizar. Dicha clasificación indica que:
- Categoría A son aquellos antibióticos que no están autorizados como medicamentos veterinarios en la Unión Europea y no deben usarse en animales productores de alimentos.
- Categoría B son los antibióticos que tienen una importancia trascendental en la medicina humana y su uso en animales deberá limitarse para reducir el riesgo para la salud pública.
- En la categoría C se encuentran los antibióticos para los que existen alternativas en la medicina humana. Para algunas indicaciones veterinarias, no hay alternativas pertenecientes a la categoría D y sólo en este caso se considera su uso.
- Los antibióticos de categoría D se utilizarán como tratamiento de primera línea, siempre que sea posible.
Resultados:
Se calcularon las siguientes métricas para medir UAM: 1) miligramos de antibiótico por Unidad de Corrección de Población (mg/PCU; European Surveillance of Veterinary Antimicrobial Consumption); 2) número de dosis diarias definidas canadienses para animales (DDDvetCA, Bosman et al., CVJ, 2021) y 3) DDD canadiense ajustada por número de animales (DDDvetCA/cerdo, Bosman et al., CVJ, 2021). Se cuantificó la cantidad de antimicrobianos utilizados en cada categoría de la EMA. Los resultados de las mediciones de las UMA se pueden observar en la Tabla 1.
El mayor porcentaje de dosis diarias definidas (DDDvetCA) se registró en los lechones de recría (mediana: 70,7%), seguidos de los cerdos de engordes (mediana: 28,3%); las cerdas (gestantes y lactantes) y los lechones de maternidad (mediana: 0,46%) fueron los que menos antimicrobianos utilizaron. Se registró un uso de 1,8 millones de DDDvetCA (2,3%) de antimicrobianos de categoría A, entre los cuales se utilizaron la fosfomicina (1,4% de todos los antimicrobianos utilizados) y la virginiamicina (0,95%). Los antimicrobianos de categoría B ascendieron a 8,0 millones de DDDvetCA (10,3%), entre los que destacan las quinolonas (7,9%) y las cefalosporinas de tercera generación (2,3%).
La vía más común para la administración de antimicrobianos fue a través de los alimentos, seguida por el agua de bebida y luego la vía inyectable. Los antimicrobianos administrados a través de los alimentos se utilizaron preventivamente el 95% de las veces. Pero no se hallaron diferencias significativas entre las estaciones del año.
Con respecto a la RAM; se encontró E. coli resistentes a Cefotaxima (CTX-R E coli) en el 35,7% de las muestras (287/803) y en el 97,5% de las granjas (39/40). Todas las granjas y el 48,3% (387/802) de las muestras demostraron la presencia de E coli resistentes a ciprofloxacina (CIP-R). A través del análisis de datos y la modelización se pudo comprobar que las probabilidades de CTX-R fueron mayores en las zonas de gestación (OR:2,3, p=0,006) y destete (OR:2,8, p=0,0004) en comparación con las zonas de engorde. Sólo la DDDvetCA para ceftiofur en el área de gestación se correlacionó significativamente con el porcentaje de positividad (0,31; p=0,05). Tanto para CTX-R como para CIP-R, las muestras de agua tenían considerablemente menos probabilidades (OR:0,02 a 0,008, respectivamente, p<0,0001) de ser positivas que otros tipos de muestras, y solo dos granjas sanitizaban el agua.
Conclusión:
La resistencia a los antimicrobianos críticos era elevada en estas granjas porcinas, aunque es probable que intervengan otros factores además de la UMA, en la generación de bacterias resistentes. Con los resultados de este estudio podemos ver que el camino a seguir para la reducción del UAM es la disminución del uso de antimicrobianos vía premix en el sector de recría y con fines terapéuticos, dado que el alto uso profiláctico hallado favorece la generación de RAM. Dada la necesidad de no perder la efectividad de los antimicrobianos y las consecuencias en la salud pública, se justifica el seguimiento tanto del uso como de la resistencia, y los resultados pueden ayudar a diseñar el muestreo y la vigilancia en entornos con recursos limitados.
Ing. Agr. Melisa Arrieta (equipo técnico bioter) y Laura V. Alarcón (Vet., Msc., PhD)
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